Tía Chofi era una mujer pobre pero tenía un corazón puro. Era una virgen hasta que murió y su insistencia era lo que su sobrina admiró más. Aunque era una mujer solitaria, o sea, una solterona, su sobrina le amaba muchísimo.
Tía Chofi siempre vivía sola, sin comunicar con los demás ni querer salir de la casa. Sólo poseía dos chaquetas y dos pantalones,con unos parches encima, para cambiar de ropa cuando uno fue lavado. Una día ella se dio cuenta de que no tenía nada para comer, después de una dura decisión y por fin fue al mercado. Sin embargo, un dueño de un puesto le preguntó si era una forastera porque nunca le había visto.
A decir verdad, tía Chofi sí había sido una señora rebella cuando tenía 20 años, por eso muchos jóvenes le amartelaban. Pero como ella insistía en su fe, no quería aceptar ningún amor para evitar que perdiera su vriginidad. Encima una vez un chino le engañó a un lugar desértico y iba a violarla, pero no sabía de dónde obtuvo la energía, ella resistió férreamente y logró escapar de la crisis.
Murió en la tranquilidad. Nadie sabía la causa de su muerte ni tenía ganas de saberla, porque nadie le ayudaría inclusivamente cuando se muriera de hambre. Eso no era por la indiferencia de los habitantes, sino por que casi nadie sabía que había una persona como ella en el pueblo. Sólo su sobrina le recordó y lloró como una niña por su muerte. En su corazón, su tía Chofi era una imagen que no se podía sustituir.
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